Economía y banca, 6 de octubre 2022, PARÍS.-La guerra en Ucrania y las persistentes secuelas de la pandemia de COVID-19 están lastrando el crecimiento económico global más de lo esperado e impulsando una inflación que permanecerá elevada hasta el próximo año, aseguró la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La organización con sede en París proyecta que el crecimiento mundial será de un modesto 3% este año y que desacelere a 2,2% el próximo, lo que representa una pérdida en la producción global de 2,8 billones de dólares en 2023.
La guerra en Ucrania ha causado un alza en los precios de alimentos y energía a nivel mundial, dado que Rusia es un importante proveedor global de energía y fertilizantes, y que ambas naciones son grandes exportadoras de cereales para personas de todo el mundo que ya enfrentan condiciones de hambruna. En tanto, los confinamientos en China relacionados con el COVID-19 han cerrado grandes porciones de su economía.
“La guerra, el peso de los elevados precios de la energía y los alimentos, así como las políticas de cero COVID de China, significan que el crecimiento será menor y la inflación será más alta y persistente”, señaló el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, ante reporteros
La inflación y las perturbaciones en el suministro energético llevaron a la OCDE a proyectar que el crecimiento económico anual se desacelerará a alrededor del 1,5% en Estados Unidos este año y a apenas al 0,5% el próximo. El grupo prevé que la economía crezca 1,25% este año en las 19 naciones que utilizan el euro, con riesgos de declives más profundos en varias economías europeas durante los meses de invierno, y un crecimiento del 0,3% en 2023.
Destacó la posibilidad de escasez energética en Europa después de que Rusia redujo sus suministros de gas natural. La escasez podría causar un aumento en los precios de la energía a nivel mundial y obligar a las empresas a racionar, sumiendo a muchas naciones europeas en una recesión el próximo año, indicó la OCDE.
